¿Quién va a hacer la limpieza?
― ¡Dios mío! ¡Qué sucio está aquí! Y en la noche vienen invitados. Así que es tiempo de hacer la limpieza. Esto parece una pocilga, vivimos como cerdos.
― Pero todavía tenemos tiempo y no soporto limpiar. Y no hace falta exagerar, eso eres tú que pones las cosas donde caigan. Mira, en el suelo, en la mesa, en los muebles.
― Sí, sí, soy así. Ok, no discutamos. Escucha, yo limpio la cocina y el baño y tú la sala y los dormitorios. ¿Está bien?
― ¿Y qué hacemos?
― ¿Cómo que qué? Aspirar, despolvar, barrer. ¡Ah! También tenemos que lavar las cortinas, sacudir las alfombras y ventilar las habitaciones.
― Está bien. Entonces tú lavas los platos, las tazas, las copas, las cucharas y despolvas donde quiera que haya polvo. Los estantes, paredes, puertas, librero, mesas, sillas.
― No hay problemas. Amo despolvar. Y tú no olvides regar las plantas, cambiar las sábanas de la cama y los manteles. ¿Puedes hacerlo?
― De acuerdo. Apostemos quien termina primero.
― Ya veremos. ¿Y por qué teníamos que invitar amigos?