Fiesta de San Valentín
―Te noto muy pensativo. ¿Pasa algo hermano?
― No, nada importante, simplemente quiero hacerle un lindo regalo a mi novia para el día de los enamorados, pero no sé qué.
― Vamos, pensemos juntos. ¿Ya le escribiste alguna tarjeta?
― Empecé, pero no sé qué escribir. Nunca he escrito tonterías románticas.
― Esas no son para nada tonterías. A las chicas les gusta mucho. Escucha con atención, escribe: “Amada mía, tú eres la alegría y el sol de mi vida, te amo más que a nada en este mundo”.
― ¿Eso no es demasiado…?
― Por supuesto que no. Debes escribirlo en una tarjeta en forma de corazón y enviársela.
― ¿Y por qué no dársela simplemente en las manos?
― Puedes hacerlo, por supuesto, pero enviársela con un ramo de flores es tan romántico.
― Por cierto, ¿Ya pensaste en una cena romántica para dos?
― Sí, sí, velas, besos y esas cosas cursis.
― No seas tan poco romántico. Debes ir por ella al trabajo, llevarla a tu casa y tener en casa lista una mesa con las velas y la cena. Todo debe ser como en las películas.
― Simplemente no quiero parecer ridículo. Esas son cosas para jovencitos.
― No hay que avergonzarse de ser romántico, estoy segura de que tu novia valorará tu atención.
― ¿Y tú, qué le prepararás a tu novio?
― ¿Yo? No sé si tenga tiempo para sorpresas románticas…